lunes, 1 de febrero de 2010

Las mañanas del fin de semana

Nos estamos haciendo mayores irremediablemente, y cuanto mayor te haces dicen que te vuelves más gruñón y menos comprensivo. Y puede que lleven razón los que afirman esto porque yo hay muchas cosas que no termino de entender. Una de ellas es lo que hacen mis sobrinos, vecinos, conocidos de la vendita edad de los 20 años.

Y es que la generación de ahora solo sale si van acompañada pos sus padres y preferiblemente a hacer deporte. Esto aunque no lo entienda, va a ser verdad lo de la edad, se podría pasar en la infancia, pero en plena madurez, joder. Además porque los padres de ahora están obligados a hacer deporte, yo en mi vida he visto a mi padre con un chándal, es más el que iba con chándal era un poco rarito, por no decir maricon perdido.


Joder las mañanas de los batusis, es sin duda lo que más hecho de menos, más incluso que las fiestas monstruo. Y es que cuando no jugábamos al baloncesto, íbamos a ver los arbitrajes dirigidos de los batusis árbitros, y sino a ver correr al batusi atleta (Larva) y sino siempre estaba la sede para darles a los oros, copas, espadas y bastos.

Todo antes de quedarse en casa.

El Larva la única persona en el mundo capaz de tomarse unas copas y la mañana siguiente quedar campeón de Madrid. Pues no nos dio vida la carrera deportiva del Larva. Los sábados con el circuito universitario, el cual gano varias veces además de innumerables pruebas individuales. En muchas de esas pruebas, la cosa se alargaba porque daban ágape después de la carrera.

Y que orgulloso iba el que suscribe con la sudadera de la Uned (vease la foto), se convirtió durante años en mi uniforme de fin de semana.

Y los domingos, la cosa era sacarse unos cuartos que de copas ya estaba cansada su madre. Nos desplazábamos con el 127 y más tarde con el R12 a donde hiciera falta ( Manzanares, Tarancon, Fuensalida, Torrejon, Alcala, etc.. ) y donde muchas veces degustábamos manjares de la comarca, todavía me acuerdo del sabor de las aceitunas de El Escorial, del lechazo de Torrecaballeros, de la caldereta de conejo de Tarancon, etc…


Lastima aquella vez que nos desplazamos a Cuenca con el objetivo claro de llevarnos el pavo vivo en la San Silvestre zonal, no lo conseguimos pero nos echamos unas risas a costa del pavo.

De los arbitrajes de los batusis árbitros lo mencionado en artículos previos, esos manos a manos a ver quien pitaba la primera falta (algunas veces llegaban a la violencia), entre tanto los que íbamos solo a pasar el tiempo, nos echábamos unas peleitas a ver quien machacaba la nariz del contrario, entre cañita y cañita o bien simplemente les hacíamos la mesa, pero lo importante es que no estábamos en casa.

Y los tutes en el Frutos, los renuncios del Llou, los botellines fresquitos y sin duda nuestro aperitivo preferidos, las cortezas del Frutos. Vaya pedos echabas luego, lastima que ya no los quemábamos, porque sino alguno hubiese salido a lo bonzo.

Y las vueltas a casa andando por Arturo Soria, la madre que me parió, yo algún día llegue a casa sin aliento de haberme reído tanto. Eran 300 metros pero no se bajaban de 200 tonterías a cual más lamentable.

Dios Mio como lo hecho de menos, jóvenes invadir las calles, joder.

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